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Educación emancipadora: una lucha colectiva y cotidiana en América Latina y el Caribe Noticia

7 de junio de 2019 por Thais Iervolino

Educación emancipadora: una lucha colectiva y cotidiana en América Latina y el Caribe

¿Cómo garantizar una educación capaz de abrir caminos para una sociedad libre de todo tipo de opresión, que transforme la vida de niñas y niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas desde la reflexión, el diálogo y el pensamiento crítico? Guiada por esta y otras cuestiones, la red CLADE elaboró de manera colectiva un documento con reflexiones hacia la realización de una educación emancipadora en la región


Para garantizar justicia e igualdad social a los pueblos de América Latina y el Caribe, es necesario realizar una educación crítica, reflexiva, dialógica, consciente y humanizadora, una educación esencialmente emancipadora y capaz de abrir caminos para una sociedad libre de todo tipo de opresión.

Lee el documento completo aquí

Mirando hacia el objetivo de promover una educación que permita a las personas indagar, cuestionar, discernir, imaginar y accionar por otros mundos posibles, los miembros de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) han recorrido caminos e impulsado diálogos, acciones y reflexiones, para entender, profundizar y diseminar lo que en América Latina y el Caribe se entiende por una educación emancipadora, construida desde las miradas y luchas de las comunidades educativas, los movimientos y colectivos sociales.

Como resultado de estos diálogos y reflexiones colectivas, la CLADE lanzó el documento “Educar para la Libertad: Por una educación emancipadora y garante de derechos”.

“Presentamos este documento, que también busca profundizar el proceso latinoamericano y caribeño que se viene recorriendo en la construcción de conceptos de educación popular, liberadora y emancipadora. Todos estos nombres indican un camino de enriquecimiento conceptual que aún no ha finalizado y está en permanente elaboración colectiva”, se afirma en el preludio de la publicación.

Búsqueda cotidiana por una educación liberadora

“La búsqueda por la educación emancipadora es un camino que se va tejiendo cotidianamente, no es un lugar a que se llega, es un camino en que tenemos que descolonizar nuestro cotidiano, despatriarcalizar nuestros cuerpos, soñar un sistema distinto al capitalismo”, afirmó Luna Contreras, educadora popular y directora del Programa Democracia y Transformación Global (PDTG) Tejiendo Saberes Perú, durante diálogo virtual que marcó el lanzamiento del documento de la CLADE, y tuvo lugar el 21 de mayo.

La publicación recuerda los enseñamientos del educador brasileño Paulo Freire, al defender la educación como práctica de libertad, siendo concretizada desde una pedagogía en que las personas oprimidas tengan condiciones de descubrirse y posicionarse como seres libres y sujetos de su propia historia.

“En ese sentido, planteamos en este documento la importancia de una educación que prepare los sujetos para que no apenas estén en el mundo, sino que estén con el mundo, no solo viviendo y construyendo su propia identidad, sino actuando para construir una sociedad más igualitaria y justa para todas y todos”, se afirma en el documento.

Según esta mirada, los espacios educativos son políticos, no porque abordan tópicos políticos de ocasión, sino porque se producen y sitúan en un ambiente de relaciones políticas y sociales del cual no pueden ser aislados.

Movimientos sociales: educación emancipadora y popular

Para Luna Contreras, una educación emancipadora debe estar conectada a los movimientos sociales, a la problemática local, al contexto, a la historia propia de cada movimiento y de cada lugar. “Creemos que es súper importante tejer el contexto en diálogo con otros movimientos, con otras historias. Como decía la compañera que me antecedió, ‘hay voces e historias que han sido silenciadas’, y las historias de los movimientos indígena, campesino, LGBTI, feminista, trans, entre otros, no han tenido voz hegemónica. Por eso consideramos fundamental generar diálogos”, explicó Luna Contreras durante el lanzamiento de la publicación.

Martín Ferrari, cineasta y educador de Argentina, que también participó del diálogo virtual, comentó la importancia de los movimientos sociales en la construcción de una educación emancipadora, desde experiencias vividas en Argentina. “Después de la crisis de 2001, empezamos a construir asambleas, ocupar fábricas, organizar movimientos de educación para personas jóvenes y adultas. Son escuelas que reivindican proyectos políticos que hoy son atravesados por la pedagogía feminista y que están construyendo propuestas vinculadas a las identidades. Siempre me acuerdo de un alumno que dijo ‘En estas escuelas, yo puedo ser’”, señaló.

Sus perspectivas se conectan a los ejes para reflexión que la CLADE plantea en su documento: “Una educación transformadora y popular es, por lo tanto, aquella que acontece en los movimientos sociales y sectores, instituciones, entidades y personas que luchan y trabajan en la búsqueda de un mundo más justo e igualitario, con paz y dignidad”.

Ejes para una educación emancipadora en América Latina y el Caribe

Además de sistematizar miradas y reflexiones sobre la educación emancipadora, en el documento, se presentan algunos ejes que, desde el punto de vista de la CLADE, sostienen una educación transformadora y liberadora para América Latina y el Caribe.

Educar para la transformación – Una educación transformadora y popular es aquella que acontece en los movimientos sociales y sectores, instituciones, entidades y personas que luchan y trabajan en la búsqueda de un mundo más justo e igualitario, con paz y dignidad.  

La educación descolonizadora – Un proyecto educativo emancipatorio debe proponerse deconstruir o revelar los aspectos coloniales de nuestra sociedad. Así, la educación debe asegurar la enseñanza y el aprendizaje de conocimientos acumulados por la humanidad a lo largo de la historia, en distintos campos, pero superando la hegemonía de conceptos y miradas de base eurocéntrica u occidental, y a la vez tomando en cuenta y valorando la diversidad de saberes, culturas, lenguas y cosmovisiones de los distintos pueblos.

Educación democrática – La participación popular, en especial de integrantes de la comunidad educativa, debe estar presente en el diseño, definición, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas educativas y los proyectos político-pedagógicos. Este es un elemento fundamental para la organización de la gestión democrática en la educación.

Educación para la igualdad de género – Para que la educación sea un derecho universal y central hacia una vida digna y la superación de la violencia y discriminación, es primordial deconstruir patrones patriarcales y afirmar normas, roles y relaciones de género en condiciones de igualdad y equidad.

La educación, la comunicación y las tecnologías – Los medios de comunicación también son instancias educadoras, y en ese sentido es un rol de la educación y una tarea cotidiana de la ciudadanía pensar críticamente la comunicación y lo que se difunde a través de los medios y las redes sociales digitales. Desde la comunicación y la educación, se pueden promover narrativas y modelos alternativos hacia la diversidad de otros mundos posibles.

Según María Cianci, coordinadora de Formación e Investigación de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER), quien participó del lanzamiento de la publicación, para analizar críticamente el rol de la comunicación, es necesario observar las relaciones de poder en la sociedad. “Queremos, desde los medios comunitarios y populares, cuestionar esta relación de poder: ¿de quiénes son las voces que nunca se comunican? ¿Cuáles son aquellos sectores que se invisibilizan? ¿Cuáles son los sentidos que estos sectores tampoco pueden comunicar en los medios de comunicación hegemónicos?”.

La educación para las afectividades y el cuidado – Una socialización articulada y respetuosa a la sensibilidad, las emociones y las afectividades solo es posible desde una educación emancipadora que provoque una relación docente – niño o niña asumida desde una perspectiva pedagógica ética y amorosa, lo que es clave para asumir los afectos, el diálogo y el cuidado como potencias para promover una convivencia alternativa.

La educación, el arte y la cultura – Una educación emancipadora debe considerar la relación intrínseca entre la educación, el arte y la cultura, la cual debe reflejarse en los sistemas y centros educativos, de manera que sean reconocidos como centros culturales en donde múltiples manifestaciones no solo se expresan, sino que también se producen.

Los cuerpos y territorios en su relación con la educación – Nuestros cuerpos son territorios en disputa, por lo que es necesario que los procesos educativos los reconozcan como espacios de dominación y liberación. El territorio, asimismo, es un cuerpo, un espacio de vida colectiva entre las personas entre sí y con la naturaleza, un ámbito de reproducción de la cultura, la economía, la política y la espiritualidad. Es donde constituimos parte de nuestras identidades colectivas.

Por lo tanto, se deben proponer pedagogías y currículos que contemplen el trabajo educativo con el cuerpo, desde la conciencia, la expresión corporal, el movimiento, la danza, la educación física y otras alternativas que los centros educativos formales y los espacios populares y comunitarios nos brindan para liberar los cuerpos.

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